miércoles, 6 de febrero de 2013

Ignoramos cosas cotidianas.

Vamos a hacer la compra al centro comercial, cogemos un carro, lo llenamos y pagamos, pero después nos entran ganas de ir al baño, por lo que acudimos al servicio público, nos repugna un poco pensar que por allí ha pasado más gente, y decidimos aguantarnos por las miles de bacterias que habrá allí.Cuando llegamos a casa pensamos que nos hemos liberado de posibles infecciones o enfermedades, pero lo que no sabemos es que ese carro que cogimos para hacer la compra tiene el quíntuple de bacterias que el baño público donde nos negamos a entrar.

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