domingo, 1 de diciembre de 2013

Una historia más, una muerte menos

Quiero hacer un inciso en mi blog para manifestar en un claro ejemplo lo que el pasado día 25 de noviembre conmemorábamos y además intentábamos concienciar a la gente. Y en cierto modo está relacionado con el blog, pues curioso es que aún sigan pasando estas cosas.
Os dejo con mi propio relato sobre la violencia de género.


En aquella fiesta no había más que música a todo volumen y gente bebiendo cada vez más, lo recuerdo como si fuese ahora, también recuerdo a aquel chico que me sirvió la copa ¡vaya sonrisa! Era de las veces que te da pena ser tan tímida, pues sabía que no lo volvería a ver. No tarde mucho en irme, pero para mi sorpresa aquel chico salió tras de mi y fue allí cuando comenzó todo.
Me enamoré de Marcos, vivimos dos años de puro amor donde todo era de color de rosa, que ignorancia.
En nuestro noviazgo salíamos, reíamos, disfrutábamos en la playa en verano y en la nieve en invierno, estábamos en una nube donde no ves más que felicidad por todas partes. Nos casamos convencidos de que nuestro amor duraría toda la vida, al año tuvimos nuestro primer hijo y luego al tercero nuestra hija. Mi vida era un sueño hasta que todo empezó a cambiar poco a poco y se convirtió en una pesadilla.
Al principio de estos cambios de los que hablo lo único que pasaba era que Marcos se ponía celoso muy fácilmente, yo lo veía normal, pues yo era su mujer y el me quería para él solo. Me empezó a gritar por cómo iba vestida y yo me cambiaba para que no hubiese problemas. Poco a poco su volumen se elevaba cada día más, ya no por mi vestuario, simplemente por no haber fregado antes de que el volviese de trabajar o por no tener la comida puesta para cuando el quisiera, esos y muchos más detalles sin importancia.
Yo era sumisa, no quería que los niños sufrieran viendo a sus padres chillándose. Pero si solo fuera eso, chillárme  a continuación de los gritos vinieron los golpes. A los niños niños les decía que me había caído y mientras estaba sola en casa no hacía más que llorar y reflexionar por qué me pasaba a mi, pensé que lo hacía porque me quería y durante dos meses funcionó la idea, pero al tercero... no, al tercero no funcionó. Llegaba tarde a casa pensando que yo no sabía que hacía mientras, si lo sabía la barra de labios en sus que camisas que yo limpiaba lo delataba. A esto se sumo la manera en que hablaba, me insultaba al dirigirse a mi y cuando se cabreaba me empezaba a pegar.
Yo siempre fui una mujer que se valoraba más que a nadie o a nada, pero ahora me sentía una... una completa basura. Me cerraba en el baño y seguía llorando hasta que un día no pude más, me miré al espejo. Miles de sentimientos recorrieron mi piel en esos momentos me miré las manos y vi la alianza, no me la había quitado hasta ese momento, aquella nube rosa de amor, se había convertido en una nube negra llena de miedo y dolor. Pero, ¿por qué soportaba todo aquello? Sabía como terminaba la historia y créanme que no quería ni imaginar mi final, así que me acerqué al teléfono, temblando, marqué tres números 0 - 1 - 6.
Cuando me respondieron casi no me salía la voz pensé en colgar, pero no lo hice entre lágrimas conté lo que pasaba y fue allí, en ese momento cuando mi vida volvió a tener un rayo de esperanza.
Mi historia acaba aquí, cuando Marcos ingresó en la cárcel me sentí mucho más segura, ya salía incluso a la calle con los niños e incluso sonreía, todavía me queda mucho que superar pero estoy segura que lo haré. Ahora sé que no hay que vivir en silencio llenos de miedo hay que hacer frente y buscar ayuda.

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